miércoles, 3 de septiembre de 2008

Ana Muela Sopeña

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Ella fue agua



No había nadie en la noche
y los ojos miraban desde los abismos.
Oscuramente caía una densa niebla
sobre los cabellos de metal opaco
de la encendida muchacha.
Apareció un destello
sobre una hoja de hechizos anhelantes.
Alternábase la sombra-miedo
con la luz de la inocencia
el suelo se convirtió en un río
y ella fue agua con el agua.



Copyright © Ana Muela Sopeña. 2008









Ausencia en el crepúsculo




La vida en sus inicios parece un gran espejo sin fisuras,
que está rondando el alma, para vestir la lluvia
de muros y silencios compartidos. Espíritus sin tiempo ni visiones
se esconden de miradas. Extrañeza en la atmósfera
de locura y marea. El mundo desde siempre, con su vértigo,
esboza laberintos de futuros robados
a las grutas de tierra. El sueño de las playas seducidas
divierte a las muchachas embriagadas, que danzan en la arena,
con túnicas, descalzas; mientras la tarde abriga, solitaria,
ausencia en el crepúsculo.




Copyright © Ana Muela Sopeña. 2008








El Abra



El hierro de la historia
discurre por la ría ensimismada,
abierta a la mirada sinuosa
de una muchacha, absorta en pensamientos
de suave luz de luna.
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Las chimeneas alzan
el humo del esfuerzo
a través de los tiempos y los hombres.
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Incautos los crepúsculos,
en perturbado escándalo de barcos
atracados sin límite,
a sombras del recuerdo
de clandestinas luces del ocaso.
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El brillo de la ría
evoca la nostalgia
de vidas entre mares y entre vino.
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El mundo se presenta,
suicida, kamikaze,
desde los otros bares de la orilla.
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Los coches, como búhos,
persiguen a la noche,
para captar la magia entre las fábricas
y como espías cautos
nos tienden un radar a la deriva,
para esbozar misterios sin las horas.
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El Abra es un estigma
y parece una herida
rasgada en vertical, sin una agenda
que baña las fisuras del pasado.
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Una historia adherida
a un pueblo itinerante
que busca sin un rumbo su destino.
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Nota: El Abra es la ría del Nervión.




Copyright © Ana Muela Sopeña. 2008









Equipaje de agua




La sombra de tus ojos inquietantes
me llevó por senderos imposibles
hacia tierras de humo.
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Pretendí comprender lo irracional
de tus palabras ebrias de lo oscuro,
en callejones grises y despóticos.
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Y no logré sentir que te captaba
en laberintos sucios, con escombros
de tu historia vivida hecha jirones.
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Preparé el equipaje con el agua
de la nostalgia incierta de tu océano...
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Una llave de bruma en el silencio
permite que mi caja de Pandora
libere ya a los pájaros
que esperan el momento de emigrar.





Copyright © Ana Muela Sopeña. 2008







Sueñan los portales




La noche nos envuelve
en su manto de versos y espejismos.
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Las calles nos persiguen
como prismas ingrávidos,
por el espacio sombra del recuerdo
o el desamor teñido de nostalgia.
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Se doblan las aceras con tu risa
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y sueñan los portales a mi paso.
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Las campanas sorprenden con su música,
a lo lejos un perro...
y un camión se dirige a su destino.
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Los charcos son un símbolo
de la vida estancada en otro siglo
y lo oscuro seduce
a numinosas formas y colores.
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Las fachadas despiertan del letargo
y los carteles hablan con imágenes.
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Las horas se detienen
y tú sólo me miras,
al tiempo que la luz se disgrega en penumbra.



Copyright © Ana Muela Sopeña. 2008
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1 comentario:

Rossana Hasson Arellano dijo...

Querida Ana .
He leído tus poemas y la verdad no se cual de ellos me gusta más, como todo lo que siento de continuo va relacionado con el "Agua" y su constante flujo
Me inclino en el siguiente orden "Equipaje de agua", Ella fue agua,El Abra y Ausencia en el Crepúsculo...
Luego releo y cambio el orden
Ay!! Ana, que bien escribes mujer.
Bendiciones
Besos de luz , muuuuucha luz
Felicidades